Por su naturaleza y las circunstancias en las que ocurren, vives expuesto a lesiones oculares por radiaciones ultravioletas y puede que no las notes hasta que sea muy tarde.
Hacer frente a este peligro, tan latente como las quemaduras solares que podemos sufrir en primavera y verano, significa entender cómo ocurre y entonces poder prevenirlo.
Comencemos por entender la luz UV.
ASÍ OCURREN LAS LESIONES PRODUCIDAD POR EL SOL
•La luz solar que percibimos está en el espectro electromagnético que va desde los 380 hasta los 780 nanómetros (nm) de longitud de onda.
•Cuando la radiación supera los 780 nm, hablamos de luz infrarroja; se denomina luz ultravioleta o UV al rango entre 200 y 380 nm.
•Ni nuestro ojo ni nuestro instinto responden a este tipo de radiación, que puede provocar quemaduras al calentar tejidos y causar daños en los órganos encargados de procesar la luz.
•Por otro lado, la mayor parte de la radiación UV que nos alcanza es difusa y ocurre al reflejarse en una superficie.
Entre las habituales, se encuentran las nubes (los días nublados, por ejemplo), las superficies mojadas y la nieve.
TIPOS DE LESIONES
•Daño ocular. Al exponerse a la radiación UV, se han registrado daños acumulativos e irreversibles en la córnea, la conjuntiva, el cristalino y la retina; desde el nivel celular hasta cambios irreversibles en los tejidos.
•Conjuntiva. La radiación UV libera radicales libres y activa procesos de oxidación, lo que en algunos casos causará fotoconjuntivitis.
•Córnea. Dañará irreversiblemente el epitelio y el endotelio (las capas que recubren el tejido sanguíneo), pues no se regeneran.
QUÉ HACER PARA PROTEGER TUS OJOS
•Adquiere lentes con filtros de protección UV total o adecuados a las circunstancias en que los necesitas.
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